martes, abril 03, 2007

Una lección aprendida.

Si tuvierais la oportunidad de elegir lo que realmente queréis hacer en vuestra vida, ¿cuántos de vosotros cambiariais de parecer al saber que, precisamente, vuestros deseeos pueden herir o entristecer a otra persona?...por muy injustificado que sea este sentimiento...
A mi me ha pasado. Conscientemente, en dos ocasiones. Inconscientemente no lo se (es lo que tiene). Pero profundicemos, ¿cuándo eres realmente responsable de esas heridas?...supongo que cuando lo haces a propósito, para hacer daño a conciencia, cuando realmente desprecias, humillas o abandonas a otra persona con tus decisiones.
Es necesario que te hablen claro y te digan lo que los demás sienten. La sociedad actual no permite tener sentimientos y unas palabras bien dichas te ayuda a comprender a los demás. Y eso es bueno, aunque tengas que modificar tus pensamientos iniciales (...). Pero nunca hay que dejar que los demás te digan lo que tienes que hacer....¡eso no!. Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento. Nadie puede hacerte sentir culpable de vivir tu vida....en todo caso puede decirte lo que le afectan tus decisiones (sobretodo sin son negativas)...pero nunca hacerte sentir mal.
La moraleja que le saco a todo esto, es que es muy importante estar rodeado de buena gente. Y que a veces los que se llaman amigos no lo son, y en vez de decirte en lo que les afecta tus decisiones se callan.....y te lo tiran a la cara cuando las cosas van mal...y en ello se refugian...."porque tu dijiste"..."porque tu hiciste"...."porque tu no hiciste".....y a veces ni has dicho, ni hecho, ni dejado de hacer....porque al no hablarlo a tiempo, la bola crece y crece....
Este post se lo dedico a mi cuñado Dani. Que en un momento de furia, me dejó ver un oasis.

2 comentarios:

la gata dijo...

Para mi el límite es el respeto. Mi libertad acaba cuando coarta la de los demás, y las acciones en el límite ese en el que se deja de respetar al otro. Ese es. Reconozco que el "me sabe mal" me ha supuesto perder oportunidades que, en muchas ocasiones, ha sido por personas que luego no tuvieron nada en cuenta, es lo que hay, de eso se aprende. Generalmente, los que más exigen, son los más egoístas y que menos dan al final.
Armas, vive y sé feliz, los que valen la pena, entienden, los intolerantes, más vale dejarlos atrás.

Armas dijo...

Otra lección aprendida...sí señor...